Francesco acababa de concluir su conferencia sobre los escritores italianos y florentinos al tiempo de “Firenze Capitale”, conducida con tono calmo pero con decisión y pasión por la literatura y por Florencia, la ciudad donde nace. Era una tarde de enero en el Istituto Italiano di Cultura de Barcellona, y entre el público muchos italianos y algún catalán ‘iluminado’.

Alessandro, escoltado por la comprensiva esposa, se había acercado a Francesco presentándose con las preguntas de rito: (¿Desde cuando vives aquí? ¿A que te dedicas?). Mientras, el niño interior de Alessandro se asomaba: “- Pero supongo que serás hincha de la Fiore?”

Francesco lo fulminaba con una mirada entre ofendido y asombrado: “¿Estarás de broma? He escrito un libro que trata de Giancarlo Antognoni y sobre la historia del partido que se jugó aquí en el Sarría por el “Unico 10! con la camiseta azzurra contra Brasil el Mundial de 82. Ven… que te lo enseño!”.

Días después, Francesco y Alessandro volvían a encontrarse en un Café de la Rambla Catalunya y sus niños interiores pudieron libremente conversar rememorando los partidillos en los “campini” del Affrico, las proezas de los jugadores viola, los partidos en el Estadio vistas con sus relativos padres desde la Fiesole o la Maratona, los goles de Batistuta: luego Alessandro lanzó una idea:” – Mira, Francesco por qué no constituimos un Viola Club en Barcellona, tú serás el Presidente y yo el Secretario? No me conteste ahora, piénsatelo…y me dices…”

Así la pasión por La Viola, por Florencia, y por qué no?, por Barcelona... unió dos personas muy diferentes, pero al mismo tiempo muy parecidas que no se habían conocidos antes, aunque quién sabe, se hubieran cruzados muchas veces en el Estadio, en el Campo di Marte, o en la Via Laura en la Facultad de Derecho, teatro de sus años comunes, en aquellos vagabundeos por la vida.

Si tú también eres aficionado a la Viola o a Florencia, y estás acostumbrado a amarlas, odiarlas y criticarlas, sin permitir a otros no aficionados, ni florentinos de hacerlo. Si sabes sufrir y disfrutar respetando los valores del deporte y del ser hincha en manera limpia, rechazando todas las formas de violencia, también la verbal; si sigues creyendo en las capacidades de las personas de mejorar este mundo ofreciendo una sonrisa a un desconocido, entonces, que seas bienvenido en el Viola Club Barcellona.